sábado, 28 de enero de 2012

La verdadera felicidad

Hoy es un día de luz. 
A pesar de que mis problemas son a penas grandes comparados con los de otros, hoy sé lo que se siente no confiar, no ver caminos, o al menos no el mismo camino que el de la mayoría... cerrarse a uno mismo tantas oportunidades.
Pero pensando en esas cosas de pronto despertó un sentimiento distinto: el de que todo estará bien. Y apareció una chispeante alegría que me aconsejaba no sobreanalizar demasiado.

LLORAR HA SIDO BUENO; justo como el ejemplo de que el oro, para llegar a su resultado, debió pasar por las llamas. 
Es como ir juntando polvo en el vidrio de una ventana: hay un momento en el que ya no se puede ver a través de ella y es ahí donde hay que limpiarla.

También esto trajo consigo la idea de que hay que perseverar con paciencia, aunque estemos llenos de tristeza... llegará el día en que todo cambiará, y tal vez no dure toda la vida, pero eso ya depende de uno. Porque cuando estemos listos, cuando hayamos visto el camino, descubriremos que la REAL, la verdadera felicidad, es la que no depende o viene por alguien, sino la que nosotros mismos formamos, la que construimos en nuestro corazón... esa sensación de tener una fogata dentro del alma que nos hace sentir cierto calor acogedor y pacífico, cierta armonía... Eso es la felicidad.

Cuesta encender nuestra fogata... pero finalmente lo logramos; muchas veces volverá a apagarse, pero los humanos somos constantes con el paso de los años, y cada vez perfeccionamos más nuestra habilidad con el fuego.