sábado, 21 de octubre de 2017

Encefalopatía hepática

 (A mi amado padre)

Cuando se queda así, cuando no consigue despertar,
¿dónde va ese hombre hermoso?

Me pregunto si existe algún lugar maravilloso degustando de su compañía cuando aquí no puedo tenerla.
Qué flores bailarán dichosas sus tonadas,
y qué nubes escucharán atentas a lo que ese corazón querido tiene por contar.
...

¿Dónde va cuando está ausente, y ya no puede despertar?
Me pregunto... si dentro suyo puede reconocerme...
si nos imagina a todos juntos, abrazados; o si se refugia en algún recuerdo.
Me pregunto, me angustia, si le gustaría hablar y no puedo escucharlo.

¿Dónde va cuando está ausente, papá?
¿A dónde se lleva el terrible letargo a mi más querido trovador?
...

Ojalá fuera a un escenario gigante
donde a todos maravillase con lo que tiene para dar.
Me pregunto si tiene temas para conversar...
si se le ocurren más consejos para darme...

... si usted se quisiera quedar.
...

Reciba a sus nietos con los mismos silbidos que tantos otros niños vinieron al mundo,
juegue con ellos hasta que lo quieran tanto,
que de tanto abrazo no lo dejen respirar.
...

Me escondo en el silencio...
ahora está tendido en la cama...

          y no lo puedo despertar.

jueves, 5 de octubre de 2017

domingo, 1 de octubre de 2017

Cosas de la ausencia que me gustan. (Septiembre 2017)

Me gustan los fines de semana nublados, las ventanas descubiertas, el sofá, una serie en la televisión; un libro que al principio me aburre y al que después adoro con pasión.
Me gusta mi gatita, acurrucándose despacio, como pidiendo permiso; su calidez, su pelaje.

Me gusta salir a comprar por las noches a la tienda que queda más "arriba"; caminar lento por los arroyos en los extremos de la calle; llegar a la acera de piedras y escuchar el sonido que hacen mis zapatos cuando se raspan contra ellas. El olor con que da la bienvenida el eucalipto de la casa que ya queda a la par de la tienda... volver a mi casa y alentar aun más el paso. Ver las rocas mojadas y levantar la mirada lento; ver las hojas pálidas del mismo árbol, ver cómo las ilumina el poste de luz blanca que queda casi sobre ellas; inhalar más fuerte, 
tratar de impregnarse de ese olor tan fresco. 
Despedirse de la noble y fuerte presencia de aquel viejo árbol. Caminar sin prisa, ver mi sombra en el pavimento, ver el agua correr. Imaginar cómo las personas ya cenan, ya se preparan para dormir. Llegar a mi casa y ser recibida por mis buganvilias con sus hojas de colores; sentirme orgullosa de que logré que sobrevivieran y que se vean tan vibrantes.

Que en el colegio el conserje me reciba siempre con una sonrisa y se preocupe por preparar pronto el café porque sabe que me gusta desde muy temprano. Los días nublados de dar clases, y cuando cruzo el patio, sus flores. Los abrazos de los niños. Las sonrisas, la chispa, la buena voluntad, la firmeza en sus creencias, la fuerza y la vitalidad. Los profesores que se preocupan si me ven cara larga, los profesores que luchan, que dan de sí lo mejor.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Se vislumbra un faro.

Hay cosas que son hechas para durar lo que nos dure la vida; el tipo de cosas que no destacan solo por su novedad o revuelo. Esas que brillan firmes; que son faros imprescindibles. 
La canción que vamos tarareando a través de los años aunque su ritmo no encaje con el de las canciones que suenan en la mayoría de estaciones del radio. 
Los platillos de la abuela, que ningún menú de las grandes cadenas de restaurantes puede ofrecer. 
Ese confortable abrigo que nos mantiene cálidos en cada invierno y que sabe verse bien en medio de la moda que le toque... y, aun si no lo hiciera, nos importaría poco; seguiría siendo el predilecto. 

El tipo de cosas que permanecen. Que se vuelven extensiones de la piel, de los oídos, de los ojos, de la vida. 
Las cosas, canciones, acciones, personas imprescindibles.

jueves, 17 de agosto de 2017

Felinos

Cómo cambiaban los momentos de soledad en casa con la pequeña compañía de un ser exigente y juguetón. Había pasado los últimos meses compartiendo con un perro, en tantas formas distinto; seis veces su tamaño, cuatro veces su pelo, tres veces su mal olor. Estos brindaban también una relación distinta: los perros no saben disimular cuando sus intenciones son egoístas.

Los gatos, sin embargo, ni siquiera tienen intención de disimular, pero uno parece incapaz de notar cuando están dictando sus órdenes porque siente como si devolvieran amor cuando les cumple sus deseos, a pesar de tener la leve sospecha de que no es así.

Yo ignoraba todo sentimiento que intentara nacer en contra de mi gatita. Todo era en vano. Era una lucha de mucho tiempo atrás perdida. Mi gatita me había ganado.
Por supuesto, no ocupaba el lugar de mi perro, pero, en ese momento yo estaba experimentando un amor completamente distinto.

martes, 15 de agosto de 2017

Nómada

(Mi selección de música aquí)

Hay un lugar a donde van las fotos que voy borrando,
hay uno nuevo que está preparado para atesorar.
Hay un espacio donde caben los años,
los daños, los sueños, las mariposas,
las metas, las risas, las ganas de convertirse en espuma de mar.

En la vida somos entrenados para eso:
para disfrutar de las estaciones a las que llegamos y luego
observar por la ventana cómo se van quedando detrás.


Nunca lo platicamos con calma y no te conté,
pero desde niña he practicado mucho el arte de la mudanza.
Solía contener la respiración por largos minutos,
solía desear que hubiera algo que nos hiciera quedar.
Pero de un momento a otro estaba de camino por la carretera,
y entonces la vida debía volver a empezar.

Siempre que empacaba mis cosas intentaba recordar lo indispensable,
y aún así, siempre me angustiaba al pensar en lo que quizás se había quedado,
y con los años descubrí que sí,
siempre dejé algo de mí en cada lugar.

Tengo puesto el suéter que un día me dijiste que te gustaba,
el café con florecitas celestes y rosadas.
¡Cómo quiero verlo y no recordar!

En fin. Seis años nunca pasarían en vano.
En seis años un pequeño lugar se las arregla para cambiarnos la vida.
Así sucedió con la mía.
Me compartiste la tuya por un breve momento en el universo
y con eso bastó para salir por una puerta distinta,
llevando en los lentes un nuevo cristal.


...
Hace cinco años no habría comprado un suéter como el que llevo puesto ahora,
pero eso es lo que se gana cuando uno se permite amar.



Soy experta en el arte de empacar mis cosas e irme lejos,
y sin embargo
esta vez me toca contener la respiración
y volverme experta en el arte de soltar.

viernes, 3 de marzo de 2017

Here I hear my heart but yours...

Yaciendo de esta forma escucho mi corazón,
mas nunca el tuyo.
No hacen eco tus latidos en mi pecho que te extraña.

Hace tiempo me compré un estetoscopio para oírlo cerca y lo logré,
pero el pobre mide 30 cm de largo y ahora mismo estás a kilómetros de él.

Busco, busco y no los oigo. No los tuyos.
No conmigo.
Será que solo han de sonar para que los oigas tú.