martes, 23 de enero de 2018

Oda a la casa vacía

Querida casa abandonada: 

Permaneces con los años. Sigues llena de habitaciones por las que el sol entra en las ventanas - que más bien son huecos-, por las que se cuelan también el viento, la lluvia y alguno que otro renegado que busca refugio y que muchas veces lo obtiene, a medias.

Casita, ¿por qué crees que espantan las esquinas a las que no llega la luz?

¡Qué tímida es tu sonrisa!
¡Qué lindo notar que no es tu intención asustar!

¡Oh, cuántos futuros desperdiciados!
Mi corazón romántico imagina las tantas historias que pudieron suceder aquí, sucederte a ti.
Ahora, sin embargo, pareces intimidante de lejos, tenebrosa...
pobre casa olvidada a su suerte.

Aquel podría haber sido un cálido comedor en donde los domingos se serviría el almuerzo y se discutiría de fútbol.
Tú fuiste planificada y esperada con ilusión.
Mírate ahora,
reducida a una grisácea construcción... a medias.

... 

Esperas ahora paciente por el día en que alguien te suceda;
y pueda tu interior llenarse e irradiar ternura,
y puedan tus esquinas oscuras iluminarse con cálidas lamparitas
para cantar con dulzura canciones de amor.