Estoy de acuerdo con lograr metas cuantificables juntos. Estoy segura de que fortalece lazos y que para efectos físicos muestra en medidas, cantidades y números (como dirían el querido Antoine de Saint-Exupéry) cuánto se ha podido lograr y de cuánto somos capaces. Pero hay algo del amor que está en el goce de las cosas que no van para ningún lado: como escuchar música, ver películas, solo ver, o solo escuchar.
Qué triste sería no poder compartir esos detalles; no poder intentar explicar por qué me ha encantado tanto esta película, no poder decir "ponele atención a esta parte, ¿escuchaste el cello? ¡Sonaba maravilloso!". Qué triste sería que alguien pase por nuestras vidas y que no modifique ni interfiera ni un poquito en nuestros gustos, en nuestra inspiración y esencia.
Las noches de películas, las playlists compartidas: cuánto amor hay en todo eso.