martes, 16 de septiembre de 2014

Días de septiembre

Los días aquí están muy quietos, no se muestra mucho el sol y tampoco juegan niños en las aceras ni las calles. Algunos días me parece escuchar muchos alegres pájaros cantar, pero no es de siempre.
Las flores escasean y la lluvia todo lo contrario, cae y cae la mayoría de mis noches.
En realidad no tengo nada contra estos días, la verdad es que es todo lo contrario, me encantan; las nubes, el frío, lo fresco y la humedad; cómo no amar la lluvia. Siempre he pensado que no hay nada más delicioso que dormir mientras afuera llueve y que no hay nada más cercano a un abrazo fuerte que dejarse mojar por una lluvia torrencial. Y lo divertido que es ver cómo los adultos huyen  mientras los niños corren con su gran sonrisa de invencibles y juegan y salpican sin parar.
Sin embargo lo que más me gusta de pensar en este clima, mi parte favorita de él, es la idea de permanecer al lado de alguien en silencio, caminar y que los sorprenda una brisa, leer juntos un libro en un café o junto a un árbol...

El frío abraza, el frío encierra, el frío acrecenta las ganas tan grandes de abrazar, de compartir, de amar.
Sin embargo estos días no los disfruto, no me gustan y es que hace mucho que recorro calles sin buscar ningún lugar.

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