miércoles, 29 de julio de 2015

Jamás pude respirar igual

Usted merece más, mucho más que un simple conjunto de letras.
Usted merece más que los minutos de mi pensamiento al día. Usted merece más.
¿Cómo puedo darle todo lo que quiero si al momento de pensarlo me caen como rocas pensamientos de mi realidad? No estoy loca, no es un juego, es simplemente que en verdad lo quiero.
Es que usted me ha cambiado la mirada y la mente y la vida y usted ni siquiera se ha dado cuenta.
Es que mis horas pasan tan turbadas desde el día en que me escribió por vez primera.

Míreme, se lo ruego. Esto que usted ve es la cosa más sincera que tengo. La cosa más sincera que jamás he concebido y sin embargo la que no pude alcanzar. Desearía que fuera en un mundo alterno. Desearía poder haber liberado todos mis sentimientos tal cual fueron cayendo, pero ¿es que acaso tenían que suceder así todas las cosas? Que ha llegado usted en muy mal momento. Que fue justo cuando todas las olas chocaban contra las rocas que apareció su barco y lo divisé a lo lejos, y fue profunda mi esperanza y fue todo mi corazón sofocado por su presencia, y a la primer nota que decidió enviarme en su botella, jamás pude respirar igual.
No creo que se me pueda entender jamás desde esta perspectiva en la que me encuentro, porque ni yo misma me comprendo ni sé qué hacer. Lo que sé es que hoy me encuentro en medio de este dilema sin final.
Olas o barco. Mar o madera. Ternura o usted.

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