Eras tú, lo estuvieron gritando las hojas esa tarde en que
sonreímos tanto bajo la luz del medio día,
lo llevaban escrito las piedras que el río que nos acompañó arrastraba con tanta fuerza,
eras tú, no se podía haber equivocado tanto el alma cuando
imaginaba que a través de mi piel se palpaba la tuya.
Eras tú y se lo decía
a gritos tu corazón al mío cuando me hablaba más de ti y resultaba que parecía como si a mí misma describiera.
Eras tú que con los años me alcanzaste, que en este punto
del universo me encontraste...
yo jamás de tus brazos me solté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario